LA IMAGEN DEL SUR EN LA NOVELA GÓTICA



     Edward Said se refiere con el término Orientalismo a la imagen que sobre "Oriente" construye el mundo occidental, y que incorpora a su cultura como un lugar - sin pararse a considerar la vastedad y heterogeneidad de lo que se designa con el término - lejano, primitivo, pasional, dado a los excesos  y con pocos rasgos comunes con el propio, caracterizado por la racionalidad y el progreso. Según Said, la imagen que Occidente tiene de si mismo es la del método, la aproximación analítica, la mesura,  la luz y el progreso, una idea que es imposible sin su propia imagen construida de Oriente. Este juego de espejos es claramente visible en la literatura , y precisamente a finales del siglo XVIII encontramos una explosión de obras de aire "exótico", cuyos ambientes y localizaciones son orientales y del sur de Europa, coincidiendo con el período conocido como Romanticismo, y dentro de él, la denominada Novela Gótica.

     En esta entrada vamos a examinar la razón de la ambientación de la mayoría de estas novelas en los países mediterráneos y católicos del sur de Europa, concretamente España, Italia y Francia, bajo la premisa de que este hecho obedece a la consolidación del nacionalismo inglés +, cimentado sobre la economía, la política y la religión, y que se sirve de la presentación de los países del sur como lugares atrasados, sometidos al absolutismo político, al fanatismo religioso, a la superstición y a fuerzas pasionales y malignas, para ensalzar su propia imagen de país de orden y progreso, libre de hipotecas irracionales. Esta tesis, difusa al comienzo de la documentación para completar esta entrada, la encontré desarrollada en la tesis doctoral de D. Juan García Iborra, La representación del Sur en la Novela Gótica Inglesa (1764 - 1820): Otredad política y religiosa, que he utilizado como guía y fuente de bibliografía. Agradezco al autor su generosidad al publicarla con acceso libre.


        Tras la Revolución Francesa, muchos británicos sintieron que llegaba una nueva ocasión para la renovación de la Humanidad, tanto política como teológica.  En la Biblia, en el Viejo y el Nuevo Testamento, hay gran cantidad de profecías apocalípticas y milenaristas, y el sentimiento de su cercanía creció en la Inglaterra del siglo XVII, durante las Guerras Civiles, y sus expectativas crecieron entre los parlamentarios puritanos y personajes como Cromwell o Milton. Estos sentimientos resurgieron a finales del siglo XVIII, con las revoluciones americana y francesa, y tuvieron gran relevancia literaria, pues los poetas románticos de la primera generación (en la década de 1790) vieron su época como el fin de un período histórico y la posibilidad de una humanidad renacida en una tierra nueva. Robert Southey, Wordsworth, Coleridge, y posteriormente Shelley, vivieron estos acontecimientos con esperanza y alegría, hasta que los desastres del Reino del Terror (1793 - 1794) provocaron su desencanto y alejamiento.
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     Así, en Inglaterra, el miedo a que se extendiera el germen revolucionario, comenzó un período de represión y suspensión de derechos como el de reunión y habeas corpus, y cualquier voz a favor de la más mínima reforma se tomaba como traición. Mientras tanto, en la literatura, los autores mantenían la existencia de un así denominado "Espíritu de la época" (Byron, Hazlitt, etc). Muchos de ellos pertenecían al ala "dissenter"del protestantismo, y vieron en la Revolución Francesa la mano de Dios guiando a los pueblos hacia el apocalipsis (Barbauld, Coleridge, Wollstonecraft, Blake), mientras otros veían a un Dios más racionalista detrás de los hechos, un dios más identificado con la ciudadanía racional. Estos autores más racionalistas son Shelley y Hazlitt. Todos ellos tienen en común la exaltación de la imaginación creativa  como el sello distintivo, y que Wordsworth recogió en su definición de la buena poesía: "el espontáneo fluir de sentimientos potentes".

     LA NOVELA GÓTICA Y LA CONSTRUCCIÓN DEL NACIONALISMO INGLÉS FRENTE A UN ENEMIGO.


               Ian Duncan, en Modern Romance and Transformations of the Novel. The Gothic, Scott, Dickens (1992), localiza el movimiento gótico entre 1764, año de la publicación de El Castillo de Otranto, de Horace Walpole, y 1820, y para él, en este movimiento encuentra un elemento precursor del nacionalismo inglés, acentuado por lo extraño y lo extranjero; lo malvado y lo extraño viene de fuera, concretamente de los países católicos.

          Horace Walpole añadió el subtítulo de Una historia gótica a El castillo de Otranto, queriendo significar con ello "medieval", nada relacionado con los godos, ni los germanos, sino un pasado idealizado, una época de unidad del cuerpo social y politico frente al individualismo del siglo XIX. Es también una reacción contra el racionalismo del siglo XVIII. Burke justifica la estética medieval, oscura e irregular del gótico afirmando que el terror es una expresión de lo sublime. En este género abundan los castillos tétricos, mansiones oscuras, encantadas o no, mazmorras, monjes, pasadizos, apariciones, fantasmas, el diablo, narrado a través de unos personajes simplificados y claramente caracterizados como héroes o villanos, criminales y víctimas, en tramas llenas de sangre, violencia y crueldad gratuita, arbitraria, con hechos poco realistas y bastante melodramáticos. Esta vuelta a tiempos pasados, a lo excéntrico, falto de armonía, salvaje, la transgresión y la imaginación, todos ellos valores propios del Romanticismo, se pueden interpretar desde categorías psicoanalíticas como una terapia en la que se deja aflorar lo reprimido, lo pasional, lo destructivo y el reconocimiento de la imaginación sobre la razón.

         En  Inglaterra la literatura ha sido un vehículo para expresar la peculiaridad inglesa frente a la continental y el catolicismo ya desde el teatro isabelino.


         En 1534 el rey Enrique VIII rompe con Roma e instaura la Iglesia Anglicana, consolidada por su hijo Eduardo VI. Le sucedió María Estuardo, que intentó volver al catolicismo, pero Isabel I lo evitó con la promulgación del "Act of Uniformity" en 1559. Años después, cuando el Vaticano excomulgó a Isabel por hereje, y proclamó reina a María, Isabel la mandó decapitar. La escalada de violencia entre católicos y protestantes era cada vez más acusada: asesinato del protestante Guillermo de Orange, masacres de protestantes por el Duque de Alba en 1568, revueltas de católicos irlandeses en 1569, que llevaron a la guerra entre Inglaterra y España y a la derrota de la Armada Invencible, y con ella, el auge inglés y la decadencia española. Estos hechos contribuyeron a que, en el imaginario inglés, España apareciese como un país de religiosos fanáticos, poco analíticos, dogmáticos, supersticiosos, fomentado por la misma Corona para construir un enemigo común frente al que los ingleses debían mostrarse unidos; es el germen de la creación del nacionalismo inglés frente al enemigo que representa los valores contrarios: el absolutismo y el catolicismo frente al parlamentarismo y el anglicanismo. Esta singularidad inglesa se vio reforzada, a finales del siglo XVIII, cuando diferentes alianzas continentales mantuvieron aislada a Inglaterra, hasta la firma de la Ley de Emancipación Católica por parte de Jorge IV en 1829.

         Con estos datos, tenemos las líneas argumentales de nuestra tesis: para Inglaterra, España e Italia representan el mundo del catolicismo - frente al que Inglaterra responde con el anglicanismo -y Francia, con su revolución, es el mundo del desorden, el terror y la violencia, frente al que Inglaterra se defiende con una época de recortes de libertades, pero también con unas creaciones literarias en las que se desarrollan tramas góticas. España es un escenario frecuente, sobre todo sus monasterios y monjes (Un buen ejemplo es El Monje, de Matthew Lewis), y esta recurrencia se debe también a que los ingleses la asocian al absolutismo político. Frente a estas amenazas, la novela gótica ejerce una función catártica, ya que las novelas muestran los excesos del catolicismo, el absolutismo y la revolución francesa; al acabarla, el lector puede volver a su mundo liberal y anglicano, reconfortado por no vivir en uno de esos países. De ahí, la razón de las numerosas novelas góticas inglesas -y un caso de norteamericana: Washington Irving - cuya trama de desarrolla en Francia, Italia o España principalmente (Grecia no es tan frecuente por estar bajo el dominio otomano, y Portugal era un aliado tradicional de Inglaterra).

       ALGUNAS NOVELAS GÓTICAS AMBIENTADAS EN LOS PAÍSES DEL SUR .-


1.- El Castillo de Otranto.



       Esta novela de Horace Walpole supone la inauguración del género gótico en literatura. Este autor, además fue el primero en construir su casa, Strawberry Hill , con un estilo arquitectónico también denominado gótico. Su título completo en la primera edición (1764) era The Castle of Otranto, a Story. Translated by William Marsal, Gent. From the original Italian of Onophrio Muralto, Canon of the Church of St. Nicholas at Otranto. En este título encontramos una interesante característica de estas novelas, y es la de presentarse como una historia de segunda mano, algo que alguien refiere a quien la transcribe, o manuscritos encontrados de formas inverosímiles; un recurso para alejarse de unos hechos exagerados y faltos de racionalidad. En este caso, Walpole presenta su historia como la traducción de un texto impreso en Nápoles en 1529, que se encontraba en la biblioteca de una familia inglesa y que narra una historia de la época de las Cruzadas, y la acción transcurre en Italia.

      En la novela se combinan elementos fantásticos y naturalistas, predominando los primeros, pero de una forma poco creíble y que provoca escaso terror, en un relato en el que predomina la acción sobre el detalle o la construcción de unos personajes sólidos, ya que estos son casi estereotipos: hay un héroe villano que rompe normas, leyes y tabúes a su antojo; una esposa victimizada y una heroína pasiva e inactiva. También se puede tomar la impresionante presencia del castillo como uno de los protagonistas de la novela.

2.- Los Misterios de Udolfo.



    Su autora, Ann Radcliffe es una escritora emblemática de este género, revalorizada desde los estudios feministas a finales del siglo XX. Muestra influencias de Macbeth.

       Esta novela fue escrita en 1794, y constituye un precedente del thriller moderno. La acción transcurre en Italia, donde también ambientó otras novelas como El Italiano (novela concebida como respuesta a El Monje, de Matthew Lewis) o Un romance Siciliano. En ella Emily, la protagonista es perseguida dentro de una narración bastante simple y unitaria en torno a sus peripecias, aunque la novedad de Radcliffe es el tratamiento de los pensamientos y sentimientos de Emily y el manejo del suspense. Predomina la acción sobre el desarrollo de los personajes, aunque hay en ella un cierto didacticismo, y un aviso sobre el exceso de sensibilidad, así como un final que encaja con la visión del mundo doméstico como el lugar de tranquilidad y reposo para la heroína. En la novela encontramos terror y cortejo en la misma medida.

3.- El Monje.


            Matthew Lewis escribió esta novela (su única incursión en el género) cuando tenía 20 años, y el resto de su producción es dramática.

        En El Monje presenta una novela gótica con todos sus elementos: la trama tiene lugar en un convento de Madrid, y el protagonista es el abad del mismo, un modelo de virtud pero al mismo tiempo de intransigencia ante las faltas ajenas, que es tentado por una mujer disfrazada de novicio. Ambrosio, el monje,cae en la lujuria, y de ahí a su perdición en una espiral de crimen, manipulación y pactos diabólicos. El ambiente nocturno, lúgubre, de criptas y apariciones, crea una atmósfera de terror bastante adecuada.

         Esta obra es un buen ejemplo del uso de la novela como arma política ya que, un momento crucial de la trama, hay una revuelta popular contra la abadesa del convento vecino ( otra mujer hipócrita y movida por el interés, que no duda en usar cualquier medio para alcanzar sus deseos ), y la multitud se exalta, está fuera de si, matando y arrasando a su paso. Lewis sitúa este momento mientras se desarrolla una procesión, ligando así los elementos religiosos a los políticos en la España que representaba, a los ojos británicos, el lugar del fanatismo, el desorden, la credulidad y las pasiones desatadas.

            El Monje fue una novela escandalosa debido a lo explícito de sus escenas de sexo y violencia.

4.- Melmoth el errabundo. 


  Charles Maturin escribió esta novela en 1820, y se la toma como la última novela del género, que había empezado a languidecer debido a su propio éxito: las tramas y perfil de los personajes se habían hecho estereotipados, y los recursos fantásticos eran cada vez más inverosímiles. Por ello, la obra de Maturin destaca por su profundidad filosófica, y su protagonista es una creación muy potente, con rasgos de Caín, el Judío Errante, el Satán de Milton, Fausto, el Viejo Marinero y el anti - héroe byroniano.

    La estructura narrativa es también compleja y tortuosa; se extiende por varios siglos y varias sagas familiares llenas de horror y muerte, y en ellas aparece siempre Melmoth, en los momentos más angustiosos, dispuesto a cambiarse por los sufrientes a cambio de su alma, y a través de ella podemos ver que para Maturin la religión es un tema muy importante, subrayando la venganza divina en ellas. No obstante, el tratamiento de la religión católica la hace aparecer especialmente extrema y violenta, pues dos amantes son enterrados vivos en un convento español.

       El mundo que nos presenta Maturin en esta obra, de extremo terror e inquietud, de locura o de estar al borde la misma, es un mundo en el que el sufrimiento no es proporcional a la culpa, y la conducta civilizada no puede garantizar que no se desencadenen las fuerzas que mantienen atadas la mente del individuo y la cultura.

Dos casos especiales:

1.- Cuentos de la Alhambra.


           
Esta obra de Washington Irving no es exactamente gótica, ni tampoco pertenece a la novela inglesa, pero es un buen conocedor de lo que se estaba haciendo en Europa a principios del siglo XIX, ya que hizo el Gran Tour tan estimado como formación por parte de los norteamericana, y vivió tanto en Inglaterra como en España, como secretario del cónsul de Estados Unidos. Por ello, no podemos dejar de ver la influencia del romanticismo inglés en él, y de sus años pasados en España, de su estancia de tres meses en La Alhambra, de su conocimiento de la lengua española, y de sus amistades con literatos españoles  de su momento presente, como Cecilia Böhl de Faber, y de los clásicos a través de su lectura en nuestro idioma de Calderón de la Barca y Lope de Vega.

          La época que pasó en La Alhambra fue definida por él mismo como un sueño o hechizo de un cuento de hadas, y en ella aprovechó para tomar notas de historias y leyendas, orales y escritas, las cuales, una vez enviado a Londres, arregló y publicó con el título de The Alhambra. A series of Tales and Sketches of the Moors and Spaniards en 1832. En este libro hay descripciones de paisajes pintorescos, gente extraña y especulaciones filosóficas, elementos propios de Romanticismo que compartían muchos intelectuales que visitaban el país por entonces.

       Los temas predominantes son amor y muerte, pero tratados desde lo maravilloso: uso de hechizos, maldiciones, animales que hablan, etc. con una mezcla de hechos y ficción. Al igual que Walpole - por ejemplo - Irving presenta sus historias no como fruto de su imaginación, sino que siempre han sido contadas por alguien o las ha encontrado en manuscritos viejos; son historias de segunda mano para salvaguardar su reputación de persona que no se deja impresionar por cuentos fantásticos de lugares atrasados.  Concretamente, en La Alhambra es su criado Mateo Jiménez quien le cuenta las leyendas mientras lo acompaña en su estancia en el palacio nazarí.

2.- La Abadía de Northanger.


             Jane Austen tenía esta novela lista para su publicación en 1803, pero no vio la luz hasta 1818.

    No es una novela gótica en sí misma, pero sí parodia la novela gótica, y con su fina ironía nos presenta los problemas que puede acarrear consumir obras de este tipo, especialmente Los Misterios de Udolpho, El castillo de Otranto y El Monje. Estaobra de Austen ha sido interpretada como una parodia de las novelas de Radcliffe, en las que el asunto del matrimonio y la situación social son los motores de la trama.

       Catherine Morland, la protagonista, sale al mundo por primera vez, inexperta, pero guiada por las novelas de Radcliffe, que la llevan a ver tramas truculentas en los acontecimientos más sencillos de la vida, y a buscar fantasmas y manuscritos donde no hay más que recibos de lavandería. El verdadero peligro para Catherine no está en el mundo sobrenatural, sino en el mundo real de las exigencias sociales y de la manipulación de personas cercanas a ella, que no dudan en usarla para conseguir sus aspiraciones. Finalmente, Catherine aprenderá a estar más despierta en el mundo real y entrar en el prescrito camino para una joven. En esto también se asemeja a las obras de Radcliffe.

       NOTA:
      Como habrán observado, en esta entrada no se ha hecho referencia a la novela gótica como un género en el que las mujeres tienen un protagonismo muy notable como autoras, así como tampoco se hace más referencia al gótico americano que Irving, que no es propiamente gótico. La razón de estos silencios es que estas dos áreas están siendo preparadas por Encarnación Lorenzo y Marina Ivorra para ser publicadas en breve. En el momento en el que estén publicadas, pondremos los enlaces para poder tener un fresco más completo de la novela gótica.
Pongo los enlaces a las otras dos entradas de la serie:
-LA MUJER GÓTICA EN LA LITERATURA:http://anthropotopia.blogspot.com.es/2017/08/la-mujer-gotica-un-recorrido-por-la.html
EL GÓTICO AMERICANO:http://anthropotopia.blogspot.com.es/2017/08/literatura-gotica-en-estados-unidos.html

FUENTES CONSULTADAS:

1.- García Iborra, Juan: La Representación cultural del Sur en la Novela Gótica inglesa (1764 - 1820): Otredad Política y Religiosa.  Tesis doctoral de la Universidad Autónoma de Barcelona.

http://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/4911/jgi1de1.pdf?sequence=1

2.- Poplawski, Paul: English Literature in Context. Cambridge University Press, UK 2012.

3.- Said, Edward: "Repensar el Orientalismo", en Reflexiones sobre el exilio. Editorial de Bolsillo. Barcelona, 2013.

4.- VVAA: Norton Anthology of English Literature,  Vol II. 9th edition. USA, 2012.

5.- Gibert Maceda, Teresa: American Literature to 1900. 

6.- Maturin, Ch: Melmoth el Errabundo.Editorial Bruguera. Barcelona, 1980.

7.- Lewis, M: El Monje. Versión kindle

8.- Austen, Jane: La Abadía de Northanger. Versión kindle.

https://es.wikipedia.org/wiki/Cuentos_de_la_Alhambra

https://es.wikipedia.org/wiki/El_castillo_de_Otranto

http://elespejogotico.blogspot.com.es/2009/07/ann-radcliffe-novelas.htm

https://en.wikipedia.org/wiki/Northanger_Abbey
   

Comentarios

  1. Un trabajo estupendo que nos ayuda a situar las coordenadas ideológicas de un fenómeno en apariencia puramente literario pero que, en realidad, era parte de la avanzadilla política inglesa. El sur y el oriente, considerados incapaces de gobernarse por sí mismos y merecedores, por ello, de ser dominados por los ingleses, a causa de su inferioridad moral y su irracionalismo. Hay muchas otras manifestaciones de ello, especialmente en la pintura, pero también en la ópera. Es un tema antropológico tan interesante que volveremos encantadas sobre ello en múltiples ocasiones. Las siguientes, las dos piezas de la trilogía a que quedamos emplazadas Marina y yo, así que a hacer los deberes.

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  2. El nacionalismo es tanto un sentimiento como un principio. Manifiesta poderosos elementos emocionales, así como la interacción de las "historias profundas" de grupos nacionales particulares, o de posibles nacionales, con los contextos y expresiones de estas "historias profundas" en circunstancias específicas del inglés. Estas "historias profundas" son la comprensión del pasado que es fundamental para la identidad, además de ser una expresión de esta idea. Los contextos incluyen geografía, clima, cultura, sociedad, economía y política, y las experiencias y expresiones de cada uno de estos.

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