El Hombre Musical

Saludos de nuevo a todos. Hace ya muchos días que tenía la intención de retomar el blog tras un tiempo de trabajos y conciertos en distintos lugares que me ha impedido seguir con la actividad normal de publicaciones.

Hoy voy a aprovechar para publicar la entrada tanto en mi blog como en el blog "Tinieblas en el corazón".

Voy a dedicársela a mi estimada y protectora tía madrina, Encarnación Lorenzo Hernández, quien me anima incansablemente desde la distancia a proseguir por el incierto camino de la música y me da ideas, nuevos puntos de vista y perspectivas de futuro en esta maravillosa dimensión del conocimiento.

Encar me sugirió la posibilidad de escribir alguna vez sobre lo que escucho cuando voy andando por la calle, los sonidos que me envuelven y lo que me sugieren, el intervalo de la sirena de una ambulancia y su significado o la respuesta que genera a quien la escucha. Y por qué le genera una respuesta determinada. Trataré además de darle un enfoque antropológico al tema. Vamos allá.

Según el diccionario de la RAE, la Antropología es el "estudio de la realidad humana" y la "ciencia que trata de los aspectos biológicos y sociales del hombre".

Establecida la definición, me gustaría hablar de mí mismo como hombre musical desde un punto de vista científico, definiendo mis aspectos biológicos y su inevitable influencia por la música, además de dar una visión social de mi propia realidad y el entorno que me envuelve.
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Hasta llegar a la explicación de la sirena de la ambulancia creo necesario dotar de un contexto a esa experiencia. En este caso propongo hablar de una pequeña teoría de la evolución del pensamiento en cinco niveles, a modo de pirámide de Maslow, en los que yo mismo iré apareciendo de protagonista, de mero narrador del diario en el que estableceré concomitancias entre mis vivencias y los niveles de evolución propuestos.


PRIMER NIVEL


Lo definiría como aquel en el que se esconden todos nuestros instintos primarios, salvajes, un nivel animal que nos impulsa a sobrevivir, comer, buscar refugio, defendernos de los peligros que nos rodean, aumentar la prole y protegerla y en definitiva a perpetuar la especie. A no permitir que se apague la vida. Es ese "sistema operativo" de que estamos dotados todos los seres vivos, un manual de instrucciones interno que nos acompaña durante toda nuestra vida, y que de manera inconsciente siempre nos maneja, recordándonos la realidad biológica a la que pertenecemos.

Cuando tienes un hermano pequeño, inexplicablemente vas a por él cuando notas que se está metiendo en tu terreno, pero lo defiendes a ultranza cuando ves que alguien ajeno al entorno le molesta.


SEGUNDO NIVEL


Este nivel (así como los siguientes) es el que ya nos diferencia del resto de animales, y en el que la evolución a través de la bipedestación y el aumento de la capacidad craneal fue la causa del desarrollo de nuestras plenas facultades hasta el día de hoy, desde el manejo del fuego y el lenguaje hasta la creación de herramientas cada vez más complejas que nos dotaron de supremacía sobre las demás especies y modificaron nuestro modo de vida, desde las sociedades cavernícolas y nómadas hasta la actual sociedad moderna. La vida en este nivel ya puede considerarse cómoda y tranquila, con todas las necesidades básicas cubiertas. Y es en este estrato donde pasamos la mayor parte del tiempo, relacionándonos con los demás y compartiendo experiencias.


TERCER NIVEL


Pero qué sucede cuando un día se te ocurre reflexionar y pensar que lo que estás viviendo no es sino una minúscula parte de lo que realmente está sucediendo en el mundo. Cuando decides quitarte la venda e intentar ir más allá de lo rutinario, de lo cómodo y usual. Cuando sientes la necesidad de desarrollar las habilidades adquiridas en el nivel anterior o cultivar tus propias habilidades.
Porque no nos engañemos. Todos, sin excepción, tenemos algo que se nos da bien, que sabemos hacer mejor que los demás, que tenemos facilidad para desarrollar desde que somos pequeños.

Este es el nivel de todos aquellos que deciden seguir ampliando sus conocimientos para poder obtener respuestas a sus preguntas, y que los combinan con sus habilidades especiales.

En mi caso, esas habilidades se empezaron a manifestar desde niño. Recuerdo una anécdota que puede servir como ilustración a este nivel.

Cuando tenía seis años, un día en casa mi padre (que también es músico) estaba tocando en el piano distintas series de acordes improvisados. Para los músicos, una rueda de acordes. Y yo le escuchaba. Nunca había ido al conservatorio ni había recibido clases de música.

Mientras él tocaba, me senté a su derecha en la parte de los agudos del piano. Y de manera intuitiva, mientras él seguía tocando las series de acordes, yo tocaba por encima de los acordes una melodía coherente con la serie de acordes.

Quizás no tenga sentido lo que acabo de decir para los que no están muy puestos en la materia. Pero lo que yo hice en aquel momento siendo un niño de seis años requiere conocimientos de lenguaje musical, piano, armonía, contrapunto, improvisación, etc. Yo en aquel momento, simplemente, lo hice como un juego. Y mi padre me echó una mirada bastante exclusiva, de esas que sólo te echa en momentos muy concretos de tu existencia. Una mirada de asombro mezclada con admiración y hasta respeto me atrevería a decir.

Cosas así sirven para determinar cuál es tu habilidad innata. En mi caso, la música.

Evidentemente, con el paso del tiempo aprendes la teoría sobre todo lo que hacías intuitivamente, le pones nombre a lo que antes hacías sin darte cuenta y vas ganando experiencia y más herramientas para desarrollar aún más tu faceta.

Además de la improvisación, otra de mis habilidades es el dictado melódico. También desde pequeño he sido capaz de escuchar un sonido emitido por cualquier fuente y decir qué nota es sin necesidad de referencias previas, o de reproducir un acorde que alguien ha tocado antes. A eso se le llama "Oído absoluto". Para alguien a quien le guste mucho la música, lo primero que uno tiende a pensar es que es una habilidad muy útil. Y lo es en realidad. Te permite adivinar la tonalidad en la que está la canción que suena por la radio, fardar con los compañeros del conservatorio o escribir algo que has oído previamente y reproducirlo sin papel.

Pero cuando sales a la calle, si no aprendes a "desactivar" esa habilidad, pones en tu pentagrama mental todo lo que oyes, desde el ruido de los coches hasta la voz de la gente al hablar, el sonido de una moneda al caer al suelo, un golpe a un vaso, etc. El exceso de estímulos de todo tipo, en nuestro caso sonoros, puede llegar a ser muy agobiante.

De hecho, retomando el motivo generador de la sirena de la ambulancia, las sirenas nos producen tanta inquietud porque además de sonar muy fuerte y llamar la atención, en su mayoría se mueven por todo el espectro sonoro, saturándolo de una manera muy artificial que difícilmente se encuentra en la naturaleza. En otras ocasiones, las sirenas efectúan intervalos que nos causan inseguridad y se asocian con miedos arraigados en la cultura popular por la insistencia en su uso asociado a una situación desagradable o por una tensión no resuelta, como es el caso del tritono (conocido como "Diabolus in musica" en la Edad Media).

De todos esos miedos arraigados y asociaciones, muy empleadas por los compositores de música para la imagen, hablaré con más detalle en otra entrada, si bien es cierto que con el paso del tiempo el oído de la gente ha ido aceptando intervalos más arriesgados, más duros y antaño desagradables, haciendo así que también la Historia de la Música haya podido avanzar y ampliar sus posibilidades.

Pues bien, con toda esa realidad sobre mis hombros, llegó el famoso momento sobre los quince o dieciséis años en el que tienes que tomar la decisión de seguir estudiando al acabar el instituto. Y si es así, qué carrera sería la mejor.

Recuerdo perfectamente aquel momento, incluso con algo de temor. Es una decisión trascendental que marcará tu vida. Decidir entre dedicarte a algo que te dará una supuesta seguridad económica pero te acabará aburriendo, o hacer caso de tu corazón y de tu instinto. No traicionarte. Y entregarte a la música incondicionalmente.

Como no podía ser de otra manera, sólo la música me ayudó a tomar esa decisión.

Una tarde de 2003 cuando me debatía ansioso en mi habitación entre estudiar una u otra cosa, decidí escuchar un CD de música con una obra que por aquellos días empezaba a descubrir. Puse una pista al azar y no hice otra cosa que escuchar atentamente- Y sólo puedo decir que a medida que avanzaba el discurso musical se me hizo un nudo en la garganta, brotaron las lágrimas y sentí que alguien me decía que siguiera adelante. En ese preciso instante de revelación, decidí que mi futuro estaría ligado a mi vocación de músico para siempre.

Comuniqué la decisión a mis padres. Les dije que me iba a dedicar a la composición. Y diez años más tarde vi en mi padre la misma mirada que aquel día.


CUARTO NIVEL


Asumida la técnica y la tradición musical de siglos atrás llega el momento de entregarse a la creación. Es un nivel en el que difícilmente hay relación más allá que con el propio Arte y contigo mismo, para conseguir transmitir un mensaje a través de los mecanismos asumidos con anterioridad. Un lugar en el que el silencio se convierte en tu lienzo, y el tiempo en tu pincel. Y decides hablar, observar lo que te rodea, sentir lo que te dice y contarlo al mundo, tratando de conseguir que el oyente pueda recrear en su mente lo mismo, o al menos hacerlo partícipe del mensaje.

Es un nivel de extrema complejidad, difícil de explicar y de habitar. Un mundo árido y solitario, sin duda alguna, pero necesario para tratar de abrir los ojos a todo aquel que busque la ansiada respuesta a sus preguntas existenciales más recurrentes.


QUINTO NIVEL (EPÍLOGO)


Hace un año hablaba con mi prometida de una de mis teorías relacionadas con la música. Utópica, como todas las teorías hermosas. Pero no por ello de imposible realización.

Cuando comencé a estudiar composición con diecisiete años, con la ilusión desbordante por descubrir algo nuevo cada día, seguir aprendiendo nuevas técnicas y llegar a poder escribir algún día como los grandes, me preguntaba si alguna vez se podría hacer el camino creativo a la inversa.

Ya que el compositor tiene la capacidad de hablar de algo que ha observado, un paisaje, un sentimiento, o sobre una idea propia que le ha sonado en la cabeza cuando iba por la calle, ¿podría hacer que con lo que escribiese fuera capaz de cambiar el mundo, inspirar a la gente y mejorar la sociedad?

Sí que ha habido artistas que han inspirado a otras generaciones. Pero por desgracia no han conseguido cambiar el mundo. Probablemente no lo hayan conseguido porque el mundo se rige por el primer nivel, el más básico y el que nos mueve como animales.

Sólo el tiempo lo dirá. Lo que sí está claro es que hay que intentarlo. Hay que querer mejorar en el conocimiento y compartirlo con los demás, para que todos podamos avanzar.

Quizás sea la propia intención la que constituya el quinto nivel.



Os dejo con una música que ayuda a reflexionar sobre todas estas cuestiones.


Que la disfrutéis.


Y gracias por leer.










Comentarios

  1. Muchísimas gracias por animarte a contarnos en Tinieblas ideas tan diversas e interesantes sobre la experiencia musical. Ya tenía ganas de darte la bienvenida en este foro, y me alegra muchísimo tu anuncio de que vas a tratar esa exploración ( y manipulación) de las emociones que se hace en la música para películas. Seguro que vamos a aprender un montón sobre nosotros mismos y nuestras reacciones culturales que con tanta frecuencia se nos escapan. Leyendo tus reflexiones he pensado si existen universales musicales, es decir, sonidos que emocionan o que atormentan el cerebro por igual a un lado y otro de los océanos, por encima de las preferencias aprendidas en cada grupo social. Estoy pensando en el atronador tritono, o en los agudos estridentes del asesinato de Psicosis, en la parte mala, o, en la buena, quizá en melodías que reproducen el sonido del latido del corazón, que es la primera música que todos comenzamos a amar. Espero tu docta respuesta.

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  2. Me quedan más cosas que comentar. Una se refiere a esa oposición que mencionas en el primer nivel. Las personas, o los grupos, cercanos a mi pueden convertirse en mis enemigos si penetran en mis dominios, pero si alguien fuera de nosotros nos atacan, entonces entra en juego la solidaridad intergrupal y la alianza frente a los otros. Este es el mecanismo de asociación y de oposición social que describe Evans- Pritchard respecto a los Nuer, a los que debemos una larga reflexión en este blog, o que también estaba muy presente entre los antiguos griegos. Contra los persas, aquellas pequeñas poleis no dudaron en constituir una sólida alianza panhelénica, la cual les permitió resistir contra el gigante asiático. Pero luego disolvieron su irrepetible civilización enfrentándose unos contra otros.
    Otra cosa que quería comentar es el problema de los filtros de la atención. Sin ellos, nos perderíamos en un mar de estímulos ingobernables. Los artistas os las arreglais, no obstante, para nadar y guardar la ropa, para captar relaciones, vínculos que los demás no somos capaces de percibir sin perder el pie en la realidad. En la exposición sobre Giacometti "El hombre que mira", en Madrid, quedé soprendidísima de hasta qué punto el artista es un alien, un verdadero extraterrestre con una visión sinestésica, o incluso desenfocada, del mundo. Los savant, como el famoso Kim Pik de la película Rain Man, tienen aptitudes excepcionales en áreas como la matemática, el dibujo, la música, pero la falta de control de esos flujos masivos de información los convierte en seres desvalidos que necesitan ayuda para las actividades de la vida cotidiana. Lo sorprendente es que basta un balonazo de rugby para que a una persona se le alteren esos mecanismos.
    No he dicho que Armando Bernabeu Lorenzo es compositor y director de orquesta. Ha compuesto diversas melodías maravillosas para los cortos de animación de María Lorenzo, como el reciente La noche del océano, o la cautivadora El gato baila con su sombra. Os pongo el enlace: https://vimeo.com/39226286. Armando es un joven y talentoso creador al que le gusta reflexionar sobre la proyección antropológica del fenómeno artístico y que nos honra con su participación en Tinieblas. Gracias por compartir.

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